Mis Raíces



Lo que siento por el baile se lo debo a todos mis maestros y compañeros.

Gracias a ellos que durante tantos años me han ido aportando parte de su riqueza (todas distintas y maravillosas), he ido conociéndome y creando mi estilo.

Gracias a todos, y gracias al Flamenco.


Siento orgullo y mucha satisfacción de haber sido alumna de estos cuatros maestros, para mí los mejores.

Ya que ellos me enseñaron todo lo que hay que saber para ser bailaora


Pepe Ríos

Mi primer maestro; hasta me enseñó a averiguar cual era mi número de zapatos! Me enseñó la técnica de pie básica y con él adquirí limpieza y velocidad.


Con él bailé mi primera Alegría y mi primera Soleá. Sencillas, muy sencillas, pero ahí estaba todo lo que cada palo necesitaba:

su salida, los remates de letras, las escobillas, la bulería...

Toda una riqueza en unos pocos movimientos.

Las clases se daban uno a uno.


A mis 13 años me subí por primera vez en un escenario:

Pepe Ríos acostumbraba a subir rápidamente a sus alumnos a las tablas.

Cada fin de semana nos llevaba a una peña flamenca distinta.

Matilde Coral

Con ella reconocí otra manera del baile en la mujer, la colocación en el cuerpo, los brazos y manos, el dibujo en los pies..




Matilde aportó riqueza en mis movimientos, y me dio otra visión del baile por Alegrías y Tangos.


Las clases las dábamos en grupo, todos al mismo movimiento.


Con ella pisé el teatro, cuando presentaba a los alumnos de su escuela.

Farruco

Esencia del flamenco... Me preparó físicamente.

Su técnica de pie y su manera de hacerte bailar me redondeó como bailaora.


Después del ejercicio de pie, que consistía en recorrer las tablas con tacones y plantas, te marcaba la letra, los remates, la escobilla... y a continuación yo repetía, repetía y repetía, hasta que él consideraba que esa parte estaba "bailá" con precisión y flamencura.


De su hija La Farruca aprendí mas de lo que puedo poner en letras. Fué una etapa importantísima para mi. Las clases eran individuales.


Con Farruco y su familia, algunos alumnos los acompañábamos y nos hacían participe de sus actuaciones en los festivales.

Manolo Marín

El abrió mi mente como si fuera un abanico en campos como la interpretación, las coreografías, el teatro y el ballet.


Era una clase donde ya éramos alumnos profesionales y su clase era maravillosa: le daba a cada alumno libertad de expresión con una misma coreografía.


Me enseñó a respetar el cante y bailarlo; a interpretar la falseta, tanto de pie como de cuerpo.


Un gran Maestro. Las clases eran en grupos.


En esa época bailaba profesionalmente con el grupo flamenco "Cantiñas", de Jesus Heredia. Trabajo que compaginaba con los tablaos de Sevilla y Córdoba.

El Tiempo

La vida es corta para aprender a bailar, por eso sigo pensando que tengo que aprender todos los día y a todas horas, para intentar honrar así el arte de mi tierra y de las gentes que nos reunimos entorno a esta pasión que llamamos Flamenco.